Me sorprende la madrugada escribiendo, consternado, ante sucesos terribles y enfermizos de Venezuela, país otra hora rico y de mayor crecimiento de América Latina, con la reserva más grande de petróleo del mundo y un sustrato de gente alegre y distendida, cuya misión fundamental es ser feliz en este mundo.
Todo lo que va sucediendo es un guión perfectamente estudiado y ya puesto en marcha en otros lugares del mundo como: Cuba, Rusia, etc, con pasos exactos y planificados de delincuencia organizada del más alto nivel y que, gracias a ello se perpetúan en el poder victimizando al pueblo en su proyecto envuelto en falsos idealismos y mentiras, que logran tener un pueblo de esclavos en la más vil pobreza y atraso, verbigracia Cuba, bastión de ‘revolucionarios’ como Fidel, che Guevara, antiimperialismo y más que se regodean de excéntricos y fastuosos ritos a expensas del pueblo infeliz y paupérrimo sin posibilidad de protesta. Revoluciones que producen millones de expatriados y muertos en su trayecto en busca de un nuevo estatus. Venezuela tiene 8 millones de gente huyendo y cada una de ellas, cuenta historias de pobrezas y enormes sacrificios, desde separación familiar, hambre, muerte en el trayecto.
Comienzan con la siembra de lógico malestar contra el poder democrático y no esperan nada más que un momento para en una revolución, tomar el poder por las armas de las fuerzas armadas. Una vez allí, luego de imponerse a sangre y fuego y a balazo limpio frente al indefenso pueblo, se acomodan en cargos claves en la mejor forma de delincuencia organizada para afianzarse en el control total. Dan regalías y entregan las más lucrativas y ricas instituciones a militares y policía, donde sus miembros son sin duda, jeques que se vuelven millonarios a expensas de sus balas y tanquetas. Privatizan lo que les conviene y aseguran su fuerza en el militarismo y sus lacayos que son nuevos reyes que no les tiembla la mano en salir en blindados y atropellar gente descamisada ya, a estas alturas y matar a plomazo limpio a disidentes, que en poco tiempo desaparecen de la escena y cubren todo con elecciones amañadas intentando dar tinte democrático. En Venezuela, cientos de ricas y productivas empresas, incluyendo la más codiciada, petróleos, son caja chica de estos infelices. Se dan el lujo, gracias a sus fuerzas armadas compradas, de gobernar con gentes de discutible preparación. (O)
Delincuencia organizada
Aurelio Maldonado Aguilar